Si habré bailado con la K, bajo las estrellas, las noches eternas, tus manos tan bellas. Tus ojos me hablaban, tu risa era el sol, y el ritmo marcaba lo que el alma sintió. La tambora sonaba, y el mundo callaba, en cada giro, el amor se quedaba. Era nuestra magia, un lenguaje sin voz, bailábamos juntos, solo éramos dos. Si habré bailado con la K, junto a ti, cada paso una historia que viví. Aunque el tiempo se lleve lo que fui, el recuerdo de ese baile vive en mí. Los acordes se fueron, y tú también, pero en cada canción vuelves otra vez. La pista vacía, el eco quedó, del amor que en la K el ritmo selló. El viento murmura tu nombre al pasar, y el ritmo de Karibe me vuelve a encontrar. Cierro los ojos y ahí estás tú, girando en mis brazos, un sueño azul. Si habré bailado con la K, junto a ti, cada paso una historia que viví. Aunque el tiempo se lleve lo que fui, el recuerdo de ese baile vive en mí. Las luces se apagan, la música sigue, en mi corazón tu ausencia persiste. Cada nota, un suspiro, un latir, cada acorde, un motivo para sentir. Si habré bailado con la K, junto a ti, cada paso una historia que viví. Aunque el tiempo se lleve lo que fui, el recuerdo de ese baile vive en mí. Karibe suena, y vuelves aquí, en cada compás, en cada sentir. Si habré bailado con la K, nunca olvidaré, ese amor que en la pista una vez encontré.