Mamá, hoy quiero hablarte desde el corazón,

decirte cosas que guardé en mi interior.

Sé que no fui el hijo que tú merecías,

pero siempre fui el fruto de tu valentía.

Tus manos, cansadas de tanto luchar,

tejieron mi vida, me enseñaron a andar.

Aunque a veces fui ciego a tu sacrificio,

hoy lo entiendo todo, lo llevo en mi oficio.

Gracias, mamá, por ser mi refugio,

por cada consejo que hoy llevo conmigo.

Si fallé en cuidarte como tú a mí,

te pido perdón, por eso estoy aquí.

Doy gracias a Dios por tenerte en mi vida,

tu amor es el regalo que nunca se olvida.

Mamá, tus abrazos curaban mi dolor,

tu voz siempre fue mi más dulce canción.

Tantos días oscuros que tú iluminaste,

con solo una sonrisa todo lo cambiaste.

Tu fuerza, mamá, es mi mayor herencia,

me diste el ejemplo, sembraste paciencia.

Aunque a veces no escuché tus palabras,

hoy tus lecciones son mi mejor arma.

Gracias, mamá, por ser mi refugio,

por cada consejo que hoy llevo conmigo.

Si fallé en cuidarte como tú a mí,

te pido perdón, por eso estoy aquí.

Doy gracias a Dios por tenerte en mi vida,

tu amor es el regalo que nunca se olvida.

Si el tiempo pudiera volver a empezar,

te daría el abrazo que me faltó dar.

Te diría que eres mi mayor bendición,

que mi vida se hizo de tu gran pasión.

Gracias, mamá, por ser mi refugio,

por cada consejo que hoy llevo conmigo.

Si fallé en cuidarte como tú a mí,

te pido perdón, por eso estoy aquí.

Doy gracias a Dios por tenerte en mi vida,

tu amor es el regalo que nunca se olvida.

Mamá, aunque el tiempo y la distancia me aleje,

en mi alma tu amor siempre vive...